9/6/15

Serpientes venenosas sin antídoto

El corazón de las serpientes es muy grande, el de las personas que trafican con ellas, no.

Uno de los métodos habituales para introducir droga en nuestro país son los terrarios con serpientes venenosas. Camuflan los fajos en el interior de los mismos e introducen a los animales con la seguridad de que, nadie en su sano juicio, meterá la mano dentro para inspeccionar. Luego, cuando el cargamento llegue a destino, sólo tendrán que disparar a los animales y el alijo será recuperado.

¿Nos hemos vuelto locos? Francamente, creo que sí. En España la única serpiente venenosa que existía hasta ahora era la víbora y, su mordedura resultaba y resulta, moderadamente grave. ¿Eso significa que no mueran personas como consecuencia de las mismas? Sí mueren pero, no más cuatro o cinco al año lo que, en realidad, pese a la dureza de la cifra, no son muchas si tenemos en cuenta que en España se producen más de dos mil mordeduras de serpiente declaradas anualmente. Por comparar un poco el dato, sólo en la India mueren quince mil personas al año  por idéntico motivo. 
Y es que, la diferencia real, está o estaba, en el tipo de serpientes que viven aquí. Sin embargo, todo cambia. Ya se encarga el ser humano de ello. 

La moda de la tenencia de animales exóticos está haciendo que mucha gente compre animales y, cuánto más peligrosos, mucho mejor. Por ejemplo, la presencia en muchos hogares de caimanes o cocodrilos, es ya una realidad. 
No olvidaré nunca cuando hace unos años recogimos un caimán en la calle. El animal andaba suelto y perdido, esquivando coches y personas, en pleno centro de la ciudad.  Lo curioso es que, se corrió la voz, y fueron muchas las personas que alertaron de que ellos habían perdido también un caimán. Fue la primera vez que me di cuenta realmente de la que se nos venía encima. Pensé: ¡Claro! Si un animal de éstos llega a un lugar de charcas, ¿qué ocurriría? ¿Podrían existir algunos, en nuestro entorno, viviendo en libertad? 
La respuesta es sí.
¿Y en el caso de las serpientes? Pues igual. En el Arca hemos recogido muchas pitones de la más diversa procedencia. Tenemos una pitón albina que unos inquilinos dejaron abandonada cuando se marcharon del piso en el que vivían de alquiler. Los siguientes habitantes del mismo se la encontraron en el interior de un terrario. 
Y, no crean, también hemos recogido otras serpientes. Todas ellas, por cierto, exóticas,  abandonadas y  constrictor. ¿Y eso qué significa? Pues que, por un lado, no son serpientes que vivan en nuestro entorno de forma natural. Por otro,  que han sido compradas –legal o ilegalmente- y luego abandonadas, y por último, que matan a sus víctimas estrangulándolas antes de comérselas.
Lo que me lleva a otra pregunta que me suelen hacer habitualmente: ¿puede una pitón comerse a una persona? Si quisiera, sí, por supuesto, y hasta a una vaca si el hambre y la necesidad le empujara a ello. Las serpientes dilatan sus mandíbulas hasta límites insospechados para poder comerse a sus víctimas. Por eso, es tan importante que las personas que tengan animales de este tipo sean muy responsables, las alimenten adecuadamente y, por supuesto, que, jamás, bajo ningún concepto, las abandonen.

Actualmente, se sabe que existen multitud de serpientes viviendo en libertad que no son autóctonas. Pero, no me refiero sólo a constrictor sino a lo que es mucho más grave, serpientes venenosas, exóticas y  súper potentes, que campan a sus anchas por la península ibérica. 
¿Me dejan que les cuente una llamada real que recibí hace poco? Sonó el teléfono del Centro de Rescate. Contesté.
 Arca de Noé ¡Dígame! 
 ¡Buenos días! Les llamamos de Aduanas de Barajas. Tenemos un problema. Hemos requisado una partida de serpientes venenosas. 
 ¿Cómo de venenosas? - pregunté. 
 ¡Mucho! Me temo que tanto, que son mortales y no existe antídoto en España para ellas - me respondió.
Recordé entonces cómo muchos narcotraficantes utilizan a estos animales para meter en sus terrarios alijos de droga en nuestro país. El método es infalible. A ver quién es capaz de meter la mano dentro con serpientes así. Sin embargo, en esta ocasión, se trataba, simple y llanamente, de tráfico ilegal de especies. ¡Imagínense! Esos animales iban al mercado negro y, lo que es peor, según confesaron los autores, ya tenían compradores en nuestro país para ellos.
¡Pobres animales! Capturados, sacados de su medio y encristalados de por vida por el capricho de unos dementes. El caso es que conseguimos entre todos salvarlas aunque no fue fácil. Para empezar, se había propuesto  ya el sacrificio de los mismos si no se conseguía en pocas horas traer un antídoto para su mordedura. ¿Y cuánto costaba traerlo? Pues nada más y nada menos que doce mil euros que, por cierto, nadie tenía. Gracias a la colaboración de distintas entidades madrileñas, el milagro fue posible. Se consiguió el dinero y los animales quedaron depositados en un centro de animales de la capital de España, donde aún están.
Esta vez hubo suerte pero, otras muchas, no lo hay ni lo habrá. Las autoridades, desde hace años, dan la espalda a una realidad que no les interesa. Supongo que hará falta que alguien muera para que comiencen a escucharse los "¡Ay, madre mía!". Mientras tanto, seguiremos teniendo que aceptar cocodrilos, caimanes, serpientes venenosas y a muchos otros, como animales de compañía, por mucho que nos duela a nosotros y, sobre todo, a ellos.


Raúl Mérida

Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. Más información en: www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com

Raúl Mérida