Historias increíbles

Tigres y leones en pisos, pumas en chalets, linces, monos, serpientes...

Historias que ellos no pueden contar

Debemos hacer eco de sus historias; rescates, maltratos...

Historias que podrían haber sido la última

Cachorros, ancianos, con pedigree, inválidos... Da igual su raza y "valor".

Historias de rechazo

Muchos son abandonados cuando dejan de ser "útiles".

Historias de supervivencia

Historias que narran la lucha por sobrevivir al abandono.

6/12/15

Los mejores meteorólogos del mundo

La ciencia avanza velozmente pero, a veces, lo hace simplemente para inventar lo que hombre desinventó hace años

Desde que el hombre es hombre y aunque a veces no lo parezca por su comportamiento, ha dedicado buena parte de su mente y ciencia a intentar averiguar lo que iba a depararnos el tiempo venidero. Y no me refiero sólo al futuro, que también, sino, en este caso, a la meteorología que nos acompañará en los próximos días. 

Primero lo hicimos por una razón de supervivencia. En la época en la que los cultivos eran esenciales, si es que alguna vez lo han dejado de ser, el asunto era primordial. Su interés se centraba entonces en asegurar las mismas. Sin embargo, hoy en día, pese al tiempo transcurrido y los avances de la civilización, el interés por conocer el tiempo se mantiene intacto. De hecho, la información meteorológica en los medios de comunicación sigue barriendo audiencias.
Sin embargo, dicha información en las zonas rurales se sigue, aún hoy, obteniendo de forma directa por la observación de la naturaleza. Buena parte de los agricultores y ganaderos  la obtienen mirando el cielo, las nubes y sobre todo, el comportamiento de los animales. Y es que estos últimos, los animales, son realmente los mejores meteorólogos del mundo. Algunos investigadores incluso hablan de la posibilidad de que tengan un sexto sentido... y puede ser, pero quizás todo sea mucho más natural que eso.

Por ejemplo, ¿recuerdan el tristemente famoso tsunami ocurrido en el 2004? Murieron más de doscientas mil personas en el mismo pero, prácticamente, ni un solo animal lo hizo. Éstos huyeron despavoridos horas antes de que las primeras olas gigantescas llegaran siquiera a la orilla, pero ¿cómo pudieron saber lo que iba a ocurrir?
Uno de los animales más abundantes en Sri Lanka, la isla que se vio más afectada por el tsunami, son los elefantes, de hecho, existen en la misma numerosas reservas donde se les recoge y guarda. Sin embargo, aquel día la estampida de éstos fue incontrolable, todos huyeron tierra adentro, ¿no les sorprende?
Aún hoy se buscan respuestas a dicho fenómeno aunque, en general, el mundo científico se decanta cada vez más por encontrar la explicación en la infinita capacidad y sensibilidad de los elefantes. Por ejemplo, se sabe que estos animales son capaces de percibir ruidos de muy bajas frecuencias. Todos estos sonidos son prácticamente imperceptibles para las personas dado que viajan por debajo del rango auditivo humano. 
Y se sabe también que en el caso de las tormentas y, en general, todos los cambios atmosféricos, al aproximarse producen estruendos considerados infrasonidos capaces de recorrer largas distancias por tierra, aire y mar.

¿Comprenden ahora? Quizás, eso fue lo que sucedió aquel día, ellos sintieron que la naturaleza les anunciaba una catástrofe inminente. Pero no se equivoquen, no fue sólo a través de los oídos. Es cierto que los elefantes por el tamaño gigantesco de sus orejas y la impresionante capacidad auditiva que poseen pueden oír varios millones de veces más que nosotros pero realmente, su secreto a la hora de percibir ruidos no está sólo ahí. 
Verán, su trompa y sus patas son hipersensibles y captan también, antes incluso que sus orejas, cualquier pequeño sonido por baja que sea la frecuencia del mismo. Por ejemplo, en el caso de la  trompa de los elefantes, éstas poseen un nervio sensible a la presión que detecta cualquier vibración en general como, por ejemplo, las que  producen el viento, un terremoto,  un volcán y, por supuesto, los grandes movimientos de agua. 
Fue gracias a eso por lo que pudieron saber lo que iba a ocurrir aquel 26 de diciembre del 2004. Y así, horas antes de que se produjera la catástrofe, cuando la naturaleza realmente comenzó a hablar, ellos supieron escucharla. En fin, ¿magia? No, sólo ciencia y desarrollo de los sentidos para la supervivencia.

Pero sin tener que irnos a una catástrofe de tal magnitud, a un lugar tan lejano o, por ejemplo, a un animal tan exótico, me gustaría ahora invitarles a que pensemos en nuestro entorno más cercano. Se sorprenderán. Van a descubrir cómo, simplemente fijándose en el comportamiento de nuestros animales, podrán saber qué tiempo hará y por supuesto sin equivocarse y de una  forma totalmente natural.
Empecemos, pues, por las gaviotas, gorriones, golondrinas o vencejos. Ninguna de ellas se equivoca a la hora de predecir el tiempo… Si vuelan alto anuncian bueno. Si lo hacen bajo, aire y tormentas seguras.  Y si el vuelo es muy, muy bajo, frío para morirte. 
Por otro lado, si vemos aves posadas en los cables de la luz, debemos saber que se avecina tormenta y si finalmente comienza a llover pero, pese a ello, las vemos alimentándose bajo el agua, cúbranse bien que caerá lluvia para rato.
¿Y qué decir de las ranas y los sapos? Ya se sabe… Si croan con fuerza, lluvia inminente. Si se suben a zonas altas, todos tranquilos, a disfrutar que viene buen tiempo.

Pero no sólo las aves y los animales terrestres nos hablan del tiempo, también los peces marinos predicen el mismo.  Éstos  detectan las lluvias y tormentas y así, según la dirección a la que se encaminen y la velocidad que desarrollen durante su desplazamiento, será el tiempo que nos acompañe en las horas siguientes. 
Pero, pásmense, ¿quieren saber qué animales son los mejores meteorólogos del mundo? Las hormigas. Éstas no fallan nunca. Y es que,  ya sabíamos de la fortaleza de las mismas –capaces de levantar pesos varias veces superiores al suyo–  y también de la singularidad de su comportamiento pero,  lo que era menos conocido hasta ahora, son sus dotes adivinatorias en cuanto a las inclemencias meteorológicas venideras.  
A partir de ahora, cuando vean un hormiguero en la tierra, por favor,  fíjense bien. Si el hormiguero está construido hacia dentro, no hay peligro, las lluvias están lejanas. 
Pero, cuando vean que la arena comienza a aparecer alrededor del agujerito de entrada y descubran montículos empinados entorno a ésta, no lo duden, corran bajo lugar seguro que la lluvia está a punto de llegar y, por cierto, habrá agua para rato. 

Como ven, no siempre es necesario tener grandes aparatos de ingeniería a nuestro alrededor ni ver todos  los partes meteorológicos oficiales para saber qué tiempo va a hacer.  A veces basta, simplemente, con observar a los animales… Y es que, al fin y al cabo, ellos son el diseño más avanzado y perfecto de toda la naturaleza.

Raúl Mérida



Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. Más información en: www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com

22/11/15

La desgracia de nacer perro o gato en España



Tener a un animal no es obligatorio pero, sí lo es tenerlo bien


Nacer perro o gato en España es tener muy mala suerte. Somos  uno de los países donde más animales son abandonados cada año. Pero, ¿es suficiente eso para algunos? No, los hay empeñados en que seamos también el país donde peor sean tratados. Y desgraciadamente, maltrato a maltrato, lo están consiguiendo.

Hace algunos años realicé una serie de entrevistas en la radio, en la COPE, que,sinceramente,  para mí fueron como una terapia. 
Por aquel programa pasaron muchas personas. Varios alemanes, hoy ancianos vecinos de Alicante, antaño niños supervivientes de campos de concentración nazi, muchos asesinos confesos del psiquiátrico de Foncalent –los únicos que reconocían de verdad ser culpables- porque también entrevisté a muchos internos del centro penitenciario pero, curiosamente, esos que, aparentemente estaban cuerdos, siempre decían que eran inocentes. También pude conversar en las ondas con mucha gente que desgraciadamente, mal vivía en la calle. Y hasta en uno de los últimos programas, entrevisté a un ex presidiario que había estado muchos años en la cárcel por matar a un policía y a su salida de la misma,  a un maltratador de animales al que yo había denunciado meses antes, al que le había ofrecido dos millones de las antiguas pesetas por matarme a mí. En fin, algún día les contaré esta historia, absolutamente real, que no tiene desperdicio. 

El caso es que, de todos aquellos programas siempre recuerdo algo que marcó cada uno de ellos pero, sin duda, hay un testimonio que jamás olvido. 
Fue el de una madre que entrevisté que había perdido a su hijo, guardia civil, en un atentado terrorista. Me contó muchas cosas y todas directamente desde su corazón pero, hay una que me dejó completamente helado. Fue cuando relató cómo descubrió que la víctima de aquel asesinato era su hijo. Me dijo:
 Estaba viendo la tele y dieron la noticia. No dijeron los nombres de los fallecidos, supongo que aún no lo sabían pero en un determinado momento, durante una secuencia, enfocaron el zapato ensangrentado de uno de ellos. Ya ves, sólo era un zapato negro tirado sobre la acera gris pero yo lo reconocí en cuanto lo vi.  Supe, inmediatamente, que era el de mi hijo.

Alicante. 2 de noviembre del 2015. 22:00h. 
Albergue de animales abandonados de Alicante. 
Suena el teléfono. 
─ ¡Servicio de Guardia, protectora de animales, dígame! 
Al otro lado del aparato,  la policía local de Alicante reclamaba la presencia del servicio. Quince minutos más tarde estábamos en el cuartel del parque de las Avenidas. 
─ ¿Qué ha pasado? - preguntamos al llegar.
Un policía, indignado por lo que habían hecho al animal, nos señaló al perro, un pequeño caniche gris, maltrecho y asustado que apenas podía caminar.
─ Se trata de un perro abandonado y maltratado - nos dijo -. Una persona cuando iba a tirar la basura ha oído un ruido que provenía desde dentro del contenedor. No podía ver nada, sólo le parecía escuchar algo, la verdad es que no era fácil porque se tratada de uno de esos que están enterrados bajo tierra y que sólo salen al exterior cuando el camión de basura acciona el dispositivo. En fin, en este caso, ha habido mucha suerte, hemos podido sacarlo con vida y eso que lo habían arrojado metido en una bolsa de plástico, suponemos que para asfixiarlo.
Era tan increíble como aberrante. Recogimos al animal y lo acomodamos dentro de un trasportín para llevarnos hasta el albergue. Por supuesto, comprobamos que no tenía identificación alguna pero ¿qué quieren que les diga? Al verlo viejo, sólo, triste, medio cojo, desvalido, enfermo, quejoso, abandonado, maltratado y completamente despreciado por su familia, comencé a hacerme muchas preguntas en voz alta que inevitablemente, como me pasaba en aquellos programas de radio, nacían en mi garganta sin poder evitarlo… ¿Quién será su dueño? ¿Cómo pudo abandonarlo? ¿Qué hubiera ocurrido si nadie lo descubre antes? ¿Habría terminado acuchillado por la trituradora del camión? ¿Cuántos años tendrá, al menos, quince o dieciséis? ¿Tantos años viviendo junto él y ahora lo dejan así? ¿Cómo puede existir alguien capaz?... 
Demasiadas preguntas y ninguna respuesta. 

Menos mal que, aquel pobre perro, el caniche gris que recogimos aquella noche, afortunadamente, al día siguiente se fue del albergue camino de una casa de acogida.
Sin embargo, no se nos olvida y seguimos buscando al responsable de ese maltrato o a alguien que pueda darnos alguna pista al respecto. Ese perro tuvo que salir a la calle durante los últimos quince años acompañado por alguien. Quizás una persona tan mayor como él que quién sabe si falleció ya y en realidad, han sido sus hijos los que lo han hecho esta atrocidad, todo puede ser… 
En cualquier caso, buscamos información sobre lo ocurrido, aunque sea algo que a priori parezca que no tiene importancia pero como el caso que al comienzo de este artículo les comenté -salvando las infinitas distancias entre ambos- pueda que esa simple secuencia que alguno de ustedes aquella noche vio, arroje algo de luz al respecto. 
En fin, al fin y al cabo, no lo olviden, ese perro pide justicia y, nosotros, también.


Raúl Mérida


Nota: Si tiene cualquier información al respecto, puede llamar a la Policía local o a la protectora de animales de Alicante  965960224 o mandar un email a: info@fundacionraulmerida.es



15/11/15

El corazón del arca


El hombre trata a algunos animales salvajes como un auténtico salvaje.

Un ciervo puede alcanzar más de dos metros de alto. Un león es capaz de escuchar el sonido que aún no se ha producido. Una serpiente siente moverse lo que no puede ver. Sin embargo, todos los que como ellos son recogidos en el Arca, lo son, simple y llanamente porque pese a su especie y origen, alguien decidió un día convertirlos en animales de compañía.

Por alguna extraña razón que no alcanzo a imaginar, desde hace unos años algunos centros dedicados al turismo rural  han incluido entre sus atractivos la presencia de ciervos, gamos y otros muchos animales salvajes a los que mantienen en cautividad. Podría llegar a comprender, en todo caso, que tengan vacas, ovejas, cabras o incluso gallinas. Al fin y al cabo, son  animales de granja con los que la sociedad, sobre todo en las grandes ciudades, ha perdido su contacto y conocimiento. Por ejemplo, cuentan que cada vez son más los colegios en los que cuando preguntas a los niños de dónde sale la leche o los huevos, te contestan que de la nevera, del súper, o incluso del tetrabrik o botella. En fin. 
Pero, ¿un ciervo o un gamo? ¿Qué sentido tiene tener a animales que viven libres encerrados tras unas vallas? Por nuestro Arca que, en realidad, es el de todos los animales salvajes que lo necesitan, han pasado muchos de ellos y cada uno con su propia historia... 

Cayetana, por ejemplo, nuestra gama, es un animal al que la voluntad del ser humano  encerró en una jaula siendo tan solo una cría. Puede que no lo supieran pero, al hacerlo, la condenaron para siempre a una vida en cautividad. Desde entonces hasta hoy han pasado muchos años y Cayetana, a estas alturas, ya es muy, muy mayor. 
Camina lentamente por su recinto, una antigua pista de entrenamiento de perros policías hoy reconvertida en su hogar, rodeada de otros animales como un emú –parecido  a un avestruz-, un cerdo vietnamita, un pavo y decenas de conejos. 

En realidad, ellos son los vecinos habituales de la zona pero sin embargo, si hace falta, saben como nadie compartir su espacio con otros muchos animales que lo necesiten como, por ejemplo, ocurrió hace algunas semanas con el bueno de Lucas.
Lucas es un ciervo de apenas tres meses de edad  y más de metro y medio de altura, un bebé de patas largas, cuerpo esbelto, orejas erguidas y ojos de niño al que, por cierto, mientras estuvo con nosotros, había que darle todos los días, entre fruta y fruta, su correspondiente biberón. 
Nació en uno de esos establecimientos hosteleros a los que me refería al principio pero, por alguna razón, fue rechazado por su grupo. Atacado varias veces y salvado de la muerte otras tantas, finalmente unas chicas lo rescataron y decidieron traerlo al Arca para que, al fin, entre nosotros pudiera recuperarse.
Y así lo hizo. 
Llegó repleto de heridas pero, sin embargo, casi como un milagro, la fuerza imparable de la naturaleza junto a los cuidados veterinarios, fueron, rápidamente, curando una tras otra. Semanas más tarde ya estaba totalmente recuperado. Así que, con toda la tristeza da ver alejarse a un amigo pero con la alegría de saber qué es lo mejor para él, se marchó una mañana temprano camino de un santuario de animales herbívoros donde aún hoy vive.

Es curioso, quizás por ese ir y venir de animales del centro y por esos otros que, desgraciadamente, no tienen dónde ir porque no existe centro alguno que los quiera, a veces nos preguntan por qué somos un centro de acogida de animales salvajes y a la vez, por qué somos un santuario para ellos. La razón es sencilla; el Arca rescata a muchos animales exóticos y salvajes cada año. Para aquellos que es posible la reubicación en libertad –principalmente, cachorros no acostumbrados aún al ser humano- trabajamos dura e insistentemente para que vuelvan a aquellos lugares de donde nunca debieron salir. 
Somos ya, por ejemplo, el centro de Europa que más leones ha enviado a reservas y santuarios de África para vivir en libertad. Cada uno de esos leones, algunos de ellos hoy ya adultos, dan verdadero sentido a nuestro centro.
Por otro lado, para aquellos otros animales salvajes pero, adultos y sobre todo, acostumbrados al ser humano, también buscamos la reubicación pero, desgraciadamente, para ellos sólo es posible la misma en parques zoológicos donde puedan ofrecerles más espacio y mejores condiciones de vida. La libertad, en su caso, constituye un peligro para sus vidas.
Sin embargo, existen también otros muchos animales en nuestro centro, como Cayetana, los mapaches, los puerco espines o por ejemplo, algunos de nuestros leones –probablemente ya los más viejos en cautividad- que, pese a su buen aspecto y a la paz que siempre respiran, desgraciadamente, están tan enfermos y maltrechos que ningún parque los quiere. Ellos son, realmente, los que nos definen como Santuario de Animales, un lugar sagrado donde nos encargamos de que estén bien cuidados hasta el final de sus días.

Así que, como ven, pese a los graves problemas burocráticos, económicos, las amenazas continuas de muerte por parte de  todos aquellos que trafican con animales y sobre todo, la inmensa sensación de soledad e incomprensión que realidad siente todo aquel que se dedica a proteger a los animales en un país como España, son muchos a los que cada año, sin prácticamente ninguna ayuda,  intentamos ayudar. 
Ellos son el verdadero corazón del Arca.


Raúl Mérida



Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. Más información en: www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com

8/11/15

Tengo miedo


El sentimiento más universal del mundo no es el amor, es el miedo.

Los humanos llevamos toda la vida pensando que sólo nosotros tenemos miedo. Creemos que los animales no llegan a sentirlo porque ellos no piensan y al no hacerlo, no perciben los peligros que les acechan pero no es así, el miedo es algo universal que a todos nos salva y a todos nos condena por igual.

Supongo que si algo ha formado parte de nuestra forma de ser durante siglos, ha sido menospreciar continuamente a los animales. Sin embargo, es un error monumental porque en el fondo compartimos muchas más cosas de las que creemos, entre ellas, el miedo. Un hombre, un ratón, un conejo, una vaca, un león o incluso,  un tiburón, poseen o mejor dicho, poseemos idéntica respuesta al miedo. 

Imaginémonos, por ejemplo, a un zorro que intuye la presencia de un humano. Al sentir su cercanía, se quedará frío e inmóvil. Esta primera fase, tan común entre todos los animales, es conocida popularmente como "hacerse el muerto". 
En esos momentos su respiración y su ritmo cardíaco bajaran y se harán más lentos. Sus pupilas se dilataran hasta el infinito, sus músculos se tensaran y su presión arterial se disparará sin remedio.El animal permanecerá inmóvil mientras, sin poder evitarlo, todo su cuerpo comenzará a  temblar de miedo. 
En ese momento, dentro de su cuerpo empezarán a producirse multitud de reacciones químicas, cuyo único objetivo será preparar a su cuerpo para salir corriendo en cualquier momento.
Pero igual están pensando que todo lo anterior le está ocurriendo a nuestro amigo el zorro porque es un animal pequeño y sin una gran fuerza. ¿Qué reacción, entonces,  creen que tendría por ejemplo, un león, un tigre o un oso, ante la presencia cercana de un cazador? Evidentemente, son animales superiores en fuerza a cualquier otro, incluido el humano, pero no se engañen, sus reacciones son idénticas a las del zorro. En su caso, el miedo se produce porque han visto caer a demasiados compañeros como ellos en manos de los furtivos. Por eso, muchos animales asocian el olor humano a la muerte.

Pero sigamos avanzando en el proceso del miedo. Nuestro zorro, león, tigre, oso o incluso, humano atemorizado, una vez superada la fase inicial de parálisis, analizará en cuestión de segundos qué es lo que ocurre después. Si el peligro permanece, entonces, tendrá que elegir entre dos opciones pero, no llegará ni siquiera a pensar o razonar cual de las dos es mejor. Será directamente su cerebro, sin que medie proceso de raciocinio alguno, el que decida entre ambas. Es casi como si echara una moneda al aire.
A partir de ese momento pueden ocurrir dos cosas. Si actúa la parte más primitiva, es decir, la amígdala, sea cual sea el animal su reacción será el enfrentamiento. Buscará la lucha y la pelea por sobrevivir. En el lenguaje jurídico de los humanos se llama a esta reacción "legítima defensa". En el de los animales, simplemente, nos referimos a ella como "la lucha feroz por la supervivencia". 
Sin embargo, como he explicado antes, aún queda otra opción. Es posible que simplemente el cerebro opte por la huida. Entonces, mágicamente, la química generada en la espera, es decir, durante el tiempo que ha permanecido inmóvil, hará su efecto. 
Verán, una compleja molécula llamada ATP,  le dará una carga extra de energía al animal. Será como una especie de "subidón inicial" que le ayudará a coger velocidad al comienzo de su huida. A esta molécula se unirán rápidamente otras sustancias químicas,  también liberadas por el organismo, como la adrenalina, el cortisol o incluso, la glucosa.
En un momento, toda la naturaleza se pondrá a trabajar con un único fin,  dopar al animal para una más rápida huida. Sin embargo, desgraciadamente, no tendrá mucho tiempo para ello. Toda esa fuerza extra se acabará rápidamente y al hacerlo, llegará, sin remedio, el agotamiento más profundo o incluso puede que la muerte directa por el estrés sufrido.

Y así llegamos a la siguiente pregunta; ¿puede un animal morir de miedo? Sí, de hecho está constatado que por ejemplo, miles de personas mueren cada año de miedo en el mundo. Sólo en Estados Unidos murieron 35.000 el año pasado. En el caso de animales es igual e incluso, en algunas especies, como pájaros, cobayas, cabras u ovejas, aún peor. 
El miedo es universal para todos pero sólo hay una cosa que nos separe. 
Los humanos hoy en día no lo aceptan. Las personas acuden a los psicólogos y psiquiatras en busca de un remedio para superarlo e incluso ejércitos como el americano, hacen estudios a todos sus reclutas antes de enviarles a una guerra con el objetivo de medir su capacidad de resistencia al miedo o su valentía, como mejor prefieran. 
Sin embargo, para los animales, pese a todo, el miedo sigue siendo un mecanismo natural  de defensa. Les permite reaccionar rápidamente ante la presencia de un peligro y así, salvar sus vidas. Lo malo es que, a menudo, el mayor peligro que ellos tienen somos nosotros que seguimos siendo incapaces de comprender que los animales sienten muchas cosas igual que nosotros, entre ellas, como hoy han podido comprobar, el miedo. 


Raúl Mérida


Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. Más información en: www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com


25/10/15

Pablito, el carnero de la legión

Cada ley, cada gesto, cada palabra, suman en la protección de los animales.

La mascota de la legión se llama Pablito (cuentan que se lo han puesto en honor a Pablo Iglesias de Podemos). Es  una cría de carnero que, gorra entre cuernos, les acompaña en los desfiles haciendo las delicias de todos aquellos que encuentran satisfacción en la simple repetición de una tradición, por ridícula que actualmente, ésta ya resulte.

La presencia de animales en el ejército se remonta a los orígenes de la historia y como ha pasado en tantos otros campos, cuanto más años han pasado desde que se instauró la misma, más absurda resulta.
En el campo, por ejemplo, la evolución de la mecánica trajo como consecuencia, la desaparición progresiva del uso de burros y mulos para el arrastre de arados y pesadas cosechas. Hoy en día un tractor realiza la labor de un centenar de animales y lo que es más importante, ha dejado en el pasado la explotación de éstos.  Desgraciada o afortunadamente, nada ha hecho más por la protección de los animales que el ahorro económico. 
Volviendo al ejército, sin embargo, hay cosas que no entiendo. Por ejemplo los cuerpos de caballería. Éstos tienen hoy en día una sola función, el paseo y el desfile. Afortunadamente, nadie los usa ya en conflictos militares. Cualquier vehículo a motor resulta mil veces más eficaz. Doy por seguro que a estos animales se les trata con todo tipo de cuidados y además seguro que existe una generosa partida económica para ello pero ¿saben cuántos caballos fueron abandonados el año pasado porque sus dueños, arruinados, no podían cuidarlos? ¿Saben cuántos murieron mientras los juzgados encontraban algún sitio donde poder dejarlos? Sólo recibieron la ayuda de las ONGs, por cierto, sin recibir ayuda económica alguna por ello. ¿Por qué no se contó con las cuadras del ejército para ayudarles? ¿Dónde estuvieron cuando tanto se les necesitó? No lo sé. No les vi en ningún rescate en los que participé.

¿Ven? Me temo que, desgraciadamente, la vida nos muestra  formas de ganarse el respeto y el cariño de la gente, además de desfilar. Piénsenlo, por favor, porque el abandono de caballos no ha terminado y quizás en el próximo rescate podríamos contar con su ayuda. Sería bueno.
Pero volviendo a Pablito, el carnero de la Legión, la semana pasada, con motivo de la Hispanidad, la vimos desfilar. La presencia de mascotas en este cuerpo se remonta al origen de la misma. Probablemente, en sus primeros acuartelamientos en Ceuta y Melilla, el aburrimiento era de tal magnitud, que la simple presencia de un animal de compañía entretenía a los legionarios allí desplazados. 
Desde entonces hasta ahora, la legión ha tenido siempre animales en sus cuarteles a los que, por cierto, ha reconocido siempre trato y grado militar. Así, por el cuerpo han pasado loros, monos de Gibraltar y por supuesto, multitud de cabras y hasta osos. La legión acoge una curiosa historia, tan extraña como trágica, pero absolutamente real, que tiene como protagonista a estos últimos animales, me refiero a los  osos.

Cuentan que en los años sesenta existía en el cuartel de Ceuta como mascota un oso. El animal tenía la consideración militar de oficial y como tal era tratado. Ser oficial comprende privilegios pero también responsabilidades.
El caso es que el oso convivía con total normalidad con el resto de soldados. Dormía en un catre en sus propias dependencias, no porque fuera un animal, sino porque era un oficial y tenía derecho a ello.
También comía con el resto de soldados y hasta iba a la cantina del cuartel y, por cierto, dicen que mucho. Al parecer, al animal le habían acostumbrado a beber alcohol desde pequeño y no le hacía asco alguno a la cerveza ni tampoco a la ginebra.
El caso es que relata la historia del cuartel que un día el animal había bebido más de la cuenta. Se encontraba totalmente ebrio supongo que para risas y cachondeo generalizado de la tropa. Lo que no se imaginaban es que, las fuerzas del animal, por mucho alcohol que éste hubiera ingerido, permanecían intactas.
Así alguien, al parecer un oficial, le gastó una broma, lo empujó y el animal se revolvió dando un manotazo en la cara de aquel que le había molestado. Pero claro, un manotazo de un oso no es cosa menor. El oficial perdió toda su dentadura y el oso fue llevado inmediatamente al calabozo.
¿Por qué al calabozo? Porque era militar y además, oficial. Gracias a ello podemos hoy conocer su historia. Si no, está claro que lo habrían sacrificado sin más pero, no podían hacerlo. Debía convocarse un tribunal militar.

Por eso se le realizó un consejo de guerra, un juicio militar sumarísimo para juzgar al animal por haber agredido a otro oficial, pero como el oso no podía hablar ni tuvo defensa humana alguna, fue condenado al fusilamiento. Y así, en enero del 65, el oso fue fusilado con los honores de oficial. 

La historia, como ya les he comentado, es real por mucho que les sorprenda… Tanto como que un carnero llamado Pablito desfiló hace unos días delante del Rey de España y que éste permaneció firme y cuadrado al paso del animal.
En mi opinión, que hoy en día se pasee a los animales en desfiles de cualquier tipo carece de sentido alguno e invita más a la mofa y al espectáculo gratuito, que a otra cosa. Y puede que, desde luego, esto no sea lo más importante de todo lo que hay que hacer en este país por los animales pero, estoy seguro de que si lo erradicamos será un pasito más, un avance testimonial pero significativo para conseguir que en España, poco a poco, se  vaya respetando cada vez más la dignidad de  los animales  y protegiéndolos  como merecen… No sé, es una idea. ¿Ustedes que creen?


Raúl Mérida



Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. Más información en: www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com


19/10/15

La humanidad de los animales

La única diferencia realmente importante entre los hombres y los animales es que, ellos siempre nos respetan pero, nosotros a ellos no.

Los orangutanes son, actualmente, la especie más amenazada de todo el planeta. Dentro de diez años habrán desaparecido. No existirá ninguno viviendo en libertad. El cambio climático, la deforestación y el tráfico ilegal de especies son, teóricamente, algunos de los motivos principales que causaran su extinción pero, siendo cierto todo lo anterior, sin embargo, hay mucho más.

El mayor enemigo del orangután es él mismo por su infinito respeto por el prójimo, su civismo y su humanidad. Esos valores inquebrantables en los orangutanes que viven en libertad serán los que, finalmente, acaben con todos ellos en un mundo en el que ya el egoísmo es el rey.
Los humanos invadimos su espacio, quemamos sus tierras, arrasamos sus casas talando los árboles en los que viven y los capturamos para matarlos como trofeos. Por increíble que parezca, en algunos lugares del mundo, aún hoy en día, se siguen pagando fortunas por sus  manos para, simplemente, usarlas después como cenicero… Y no sólo ocurre con ellos, las de los chimpancés y gorilas, corren la misma suerte.
Todos están en peligro de extinción pero, ya está escrito que, el primero que se marchará del planeta será el orangután. Mientras tanto seguirán sufriendo vejaciones de todo tipo, hasta hay denuncias interpuestas por ONG's que trabajan en Sumatra y Borneo, donde viven estos animales, y que relatan cómo son capturadas las hembras y tras ser atadas con cadenas, son violadas una y otra vez en prostíbulos de la zona. 

Como he comentado en otros artículos, todo vale para maltratar y humillar a un animal que se entrega a su suerte sin oponer gran resistencia. Pacífico en libertad por principios y naturaleza, pese a su inmensa fuerza, evita peleas y conflictos huyendo siempre de cualquier enfrentamiento. Por ejemplo, jamás invade el territorio de otro orangután. Si los árboles donde duerme arden o son destruidos, si su comida se acaba o se la llevan, prefiere morir de hambre antes que adentrarse en territorio ajeno y molestar a otro orangután. Sus principios se lo prohíben.
Por eso, el hombre propone castigando su entorno, destruyendo su hábitat, realizando cazas y capturas ilegales… Y él dispone, simplemente, dejándose morir de pena.
Y así se está acabando la leyenda de aquellos humanos peludos, de mirada profunda y grandes brazos que hartos de la poca ética de los otros humanos racionales y ante el temor de que éstos quisieran esclavizarlos, decidieron marcharse a vivir sobre los árboles y huir de ellos. Por eso, orangután significa en el la lengua de los indígenas "hombre de los bosques", porque en realidad, la humanidad de estos animales como la de muchos otros, supera ampliamente a la de algunos a los que malamente llamamos hombres.   

>> Sur de Australia. 12:00h. Parque para la conservación de animales. Recinto de orangutanes. 
Aquella mañan,a Karta, una oraguntán hembra, decidió poner en marcha el plan que tantas veces había pensado. 
Cogió cuidadosamente una rama que según los cuidadores, había separado del resto y guardado celosamente durante días. Miró a un lado, miró al otro... y de pronto, sin más, la lanzó con fuerza contra el pastor eléctrico que rodeaba su jaula. El personal del centro no podía creer lo que estaba viendo. 
Karta había conseguido su propósito. Con su acción había salvado el primer obstáculo que le separaba del exterior. La rama había causado un cortocircuito en el sistema y acababa de dejar inservible la valla electrificada que rodeaba su recinto. 
No fue una casualidad, Karta sabía perfectamente lo que hacía. Días antes, unos electricistas de mantenimiento habían realizado pruebas en el sistema. Ella había observado minuciosamente cada movimiento de los mismos pero, sobre todo, cómo usaban una y otra vez un medidor de corriente con el que interrumpían el circuito eléctrico dejando inservible el sistema.
El resto era fácil de imaginar. Debían haber sabido aquellos operarios que los orangutanes son capaces de fabricar herramientas y por encima de todo, de usarlas si hace falta. Así aquella orangután sólo tuvo que sustituir el aparato usado por los operarios por otro igual de efectivo que interrumpiera la corriente
¿Cómo llegó a saber que aquella rama cumpliría la función deseada? No lo sabemos. Lo que sí conocemos es la inteligencia y la fuerza que tienen. Quizás, por eso, cuando los cuidadores vieron inutilizado el sistema de seguridad pensaron que Karta, sin muchas dificultades, subiría la valla y que acto seguido, se escaparía sin remedio. Acertaron y se equivocaron a la vez.
Sí, Karta subió hasta arriba del todo y se encaramó a lo más alto pero, cuando lo hizo, no huyó. Repasó visualmente cada detalle del parque, escudriñó cada recinto y tras ello, decepcionada, volvió de nuevo a su jaula.
Todos se extrañaron. ¿Por qué no había huido? Entonces, uno de los trabajadores recordó algo terrible que había sucedido días antes y que, sin saberlo, había provocado todo aquel incidente.
Karta vivía junto a Pusung, otro orangután que había caído enfermo recientemente. El animal fue sacado del recinto y trasladado al hospital veterinario del parque donde finalmente, con 31 años, falleció por una infección respiratoria. 
Sin embargo, su compañera, lejos de olvidarle, lo echaba cada vez más y más de menos, así que aquella mañana, envuelta en una profunda tristeza y melancolía, Karta había decidido saber dónde había sido trasladado su amigo por si era algún recinto cercano y podía nuevamente reunirse con él. 
Pero su plan fracasó. No vio a su amigo e intuyó que jamás volvería a verlo por lo que decidió bajar lentamente y poner fin a su aventura.

No hace mucho, uno de los veterinarios del centro relató la experiencia que aquí recojo en unas jornadas celebradas sobre la inteligencia animal. Tras terminar su intervención,  otros cuidadores de centros de todo el mundo se animaron a compartir también sus vivencias e historias con los orangutanes y cuentan los que allí estaban que tras acabar la sesión, todos salieron emocionados y convencidos de que, sin duda, detrás de cada uno de esos animales, hay un universo de sentimientos, de pensamientos y sobre todo, de humanidad, una inmensa humanidad.


Raúl Mérida



Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com 



Ligre

No es un león, no es un tigre... es un ligre.

El hombre manipula a los animales sin saber que, al hacerlo, pierde su dignidad y se manipula a él mismo.

Un ligre es el cruce entre una tigresa y un león. Durante años se pensó que era simplemente un animal mitológico que sólo vivía en la imaginación de los hombres pero, una vez más, se demostró que las leyendas y la mitología, a menudo, son sólo la antesala de la historia.

Los primeros ligres que se conocen aparecieron en Rusia. Fue allí donde se pudo constatar la existencia real de los mismos. ¿Cómo llegaron hasta allí? ¿Cómo pudieron sobrevivir? No lo sabemos. 
Los ligres son casi con toda seguridad, un producto humano. Probablemente, en libertad, nunca un tigre tendría descendencia alguna con un león, entre otras cosas, por la diferencia de sus hábitos y costumbres. Por ejemplo, los leones son más diurnos y se mueven a campo abierto. Los tigres, por el contrario, buscan siempre la maleza y la oscuridad de la noche. 
Por eso no es descartable que los primeros animales de este tipo nacieran en circos y que luego, más tarde, fueran abandonados a su suerte. Ellos cumplieron con sus obligaciones naturales y se adaptaron al medio. Principalmente la India fue el territorio preferido por estos animales para su vida en libertad.

Pero, ¿por qué hablamos de un cruce entre una tigresa y un león? 
Todas las especies de animales, incluidos los humanos, transmitimos un inhibidor de crecimiento que hace que a determinada edad, dejemos de crecer. Sin embargo, en el caso de los tigres y los leones, dicha transmisión no la realizan tanto el macho como la hembra, en realidad, sólo el tigre macho y la leona hembra pueden genéticamente hacerlo.
¿Y qué ocurre cuando lo que se cruza es lo contrario, es decir, un león macho y una tigresa hembra? Pues que, en ese caso, nace un ligre, un animal que crecerá durante toda su vida sin límite alguno. Y no crean, por el contrario, también es posible el cruce entre una leona y un tigre macho. Entonces lo que nace es un Tigón, que a diferencia del anterior, suele de ser un tamaño mucho más pequeño de lo normal.
Los ligres no suelen poder tener descendencia pero, sin embargo, la norma también aquí, de nuevo, no siempre se cumple.

>> Arca de Noé. Verano del 2009. 
La primera vez que vi a Sansón pensé que me encontraba ante el león más grande del mundo y probablemente, lo era. 
Sin embargo, aunque Sansón es un león, también es un ligre. Ante su aspecto peculiar y su inmenso gigantismo, hace algunos años encargamos un estudio para comprobar realmente el origen de dicho animal. Sabíamos algunas cosas… Sus dientes, cortados y limados, hablaban claramente del uso al que habían sometido al animal para hacer fotos, ¿y por qué? Pues muy sencillo, los cachorros de leones y tigres siguen siendo un triste reclamo para turistas y no turistas que quieren hacerse fotos con cachorros de animales. Pero claro está, esos cachorros van creciendo y cuando llegan ya a los cuatro o cinco meses de edad, simplemente con sus colmillos, aunque sea jugando, pueden hacer desgarros que provoquen heridas contundentes. ¿Cómo lo solucionan los circos y los zoos que los usan para eso? Pues muy sencillo, "arreglándoles" los mismos, por llamar de alguna forma a lo que es un maltrato de libro. Cogen unas tenazas y se los cortan. Así de claro y así de bestia… Ya ven, sin anestesia ni analgésico alguno. Eso les permite poder seguir usando a los cachorro durante un mayor periodo de tiempo. ¡Todo por el negocio!
Así que, suponemos que Sansón, con sus dientes cortados, habrá aparecido en multitud de fotos… Pero claro,  eso no explicaba aún su colosal tamaño, casi el doble que el de un león cualquiera. 
Por eso nos pusimos a observarlo. Le grabamos en sus costumbres y le hicimos fotos de todo su cuerpo. El pelaje no nos daba muchas pistas al respecto pero, cuando ampliamos las fotos y, sobre todo, cuando después de una copiosa lluvia, decidimos enfocar el objetivo de la cámara y dirigirlo hacia su cuerpo, descubrimos entonces la primera pista. Casi inapreciables, aparecían sobre su lomo y en la zona de su cuello, unas rallas muy tenues, como las que lucen los tigres sobre su cuerpo. 
Lo siguiente fue recoger restos de pelo y proceder a estudiarlas genéticamente. Y fue entonces cuando llegaron hasta nosotros los primeros resultados que no eran sino unas pistas sobre las que, aún hoy, se sigue trabajando.
Sin embargo, todos los datos ya apuntan a que Sansón tuvo, entre sus antepasados, algún ligre. Eso, en la práctica significa, entre otras cosas, que Sansón, nuestro ligre, no es que sea grande ahora, es que crecerá, probablemente, durante toda su vida. ¿Dónde llegará? ¿Qué altura alcanzará? No lo sabemos.
Lo que sí conocemos es que hoy Sansón, como el resto de sus compañeros, ya tiene muchos años. Los leones del Arca son probablemente, los más viejos de Europa, lo que desgraciadamente quiere decir que poco a poco, es ley de vida, nos irán abandonando. 

Pero, precisamente por eso, además de rescatarlos, somos también un santuario de animales salvajes porque a aquellos para los que es posible una vida en libertad –cachorros en su mayoría que rescatamos de circos- los reubicados en África…  A aquellos otros que nos llegan siendo adultos pero que se encuentran en buen estado, los intentamos enviar a otros parques donde tengan más espacio y posean mejores medios para ellos… Pero a aquellos otros que por el contrario nadie quiere, esos ciegos, viejos o enfermos, esos envejecerán con nosotros hasta su muerte. Es lo menos que podemos hacer por ellos, darles una vejez digna a animales que en su mayoría, desgraciadamente, tuvieron una vida indigna.


Raúl Mérida



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18/10/15

Cerdos

Un animal no es una propiedad, es una responsabilidad.

Desde luego, cuando George Clooney apareció en un programa de televisión con un cerdo vietnamita como mascota y posteriormente lo hizo París Hilton, quedó demostrada una sola cosa, y es que no debían haberlo hecho nunca.

Poco se podían llegar a imaginar ambos que al aparecer, en sendas instantáneas con sus mascotas, iniciarían uno de los problemas medio ambientales más graves que sufre España y medio mundo occidental. Aquellas imágenes provocaron que una legión de fans y seguidores acudieran rápidamente al mercado digital para realizar su compra. Los puntos de venta en Internet se colapsaron recibiendo peticiones para la compra de cerdos vietnamitas.
La gente comenzó a volverse loca. No sabían qué comían, qué necesidades tenían, cómo cuidarlos… Pero, sobre todo, se olvidaron que al fin y al cabo, eran cerdos. Sí, puede que tuvieran su propio pedigrí y que el ser de origen asiático los dotara de un exotismo del que carecían los pobres cerdos de aquí pero, al fin y al cabo, cerdos también eran. Lo cual, no crean, no es nada despreciativo sino, simplemente, indicativo de cuáles serían sus necesidades para un bienestar animal.

El caso es que llegó la revolución para estos animales y así,  los cerdos vietnamitas, a finales de los noventa, batieron todos los récords de venta posibles.  La gente los compraba y los tenía como perros y gatos, olvidando, claro está, que aquellas bolas pequeñas, que aquellos animales que en el momento de la compra eran simplemente cachorros, crecerían sin remedio.
Pero mientras eso llegaba, en aquella época no era tan difícil verlos con sus uñas pintadas y sus crestas teñidas, caminando por la calle conducidos por sus dueños a través de un arnés que cruzaba su cuerpo.

Recuerdo perfectamente la primera vez que fui consciente de la que se nos venía encima. El caso me entró en forma de denuncia. Un matrimonio había comprado uno y lo tenía viviendo en un sexto piso de un edificio situado, por cierto, en una céntrica plaza de Alicante.  Los vecinos que vivían abajo denunciaron los hechos ante el ayuntamiento. Les molestaba sobremanera el ruido que hacían las pezuñas del animal cuando correteaba sobre el parquet de la lujosa vivienda. 
Fue el primer caso, sí,  pero desde luego, no el último.  A partir de ese momento  comenzaron a producirse llamadas, bastantes, por cierto, de personas que decían haberlos visto en libertad en diferentes puntos de toda la provincia.
Y siendo grave la situación aquí, sin embargo, no era la peor. En Cataluña, por ejemplo, el problema se había convertido ya en algo serio de gran alcance. Y ¿por qué? Pues nada más y nada menos que porque, meses antes y viendo el furor que causaba "el cerdo de George Clooney" –en el buen sentido de la palabra o expresión-   a la TV3 no se le había ocurrido otra cosa que programar en "prime time", una serie con el nombre de "Porca miseria". ¿Y saben ustedes quién era el protagonista de la misma? Pues, en efecto, un cerdo vietnamita. La audiencia fue tan buena que el programa "Veterinaris" emitido por la misma cadena, de enorme repercusión también en aquella época, comenzó también a aprovechar el tirón televisivo y de cada tres pacientes en consulta, uno era un cerdo vietnamita.
¿Se imaginan cómo acabó aquello? Sólo les daré un dato; Cataluña hoy en día es la comunidad donde más cerdos vietnamitas viven abandonados en libertad. Muchos fueron los que los compraron y muchísimos los que los abandonaron por no poder seguir teniéndolos.

El caso es que los cerdos vietnamitas, lejos de no adaptarse a su vida en libertad; lo que entre otras cosas, demuestra que nunca fue un animal de compañía,  lo ha hecho y de qué forma… Son fuertes y rápidos, ágiles y veloces… Y quizás porque pasan hambre y sed, son capaces de  oler el agua y la comida a decenas de  metros de distancia. Se vuelven nocturnos si hace falta y saben, como ningún otro animal, moverse entre las sombras de la noche…  No atacan si no se sienten atacados, prefieren siempre la huida antes que el enfrentamiento y eso que los que encontramos ya en libertad, en muchos casos, no son ni siquiera aquellos que en su día abandonaron, sino que ya son hijos o nietos, muchas veces, incluso, cruzados con jabalís, que viven alrededor de la ciudad.
Producto directo de las modas, son víctimas de los seres humanos que buscan muchas veces en ellos algo de lo que presumir o aparentar. Sin embargo, lo peor de todo, lo verdaderamente grave es que aun sabiendo la situación, las autoridades siguen permitiendo su venta como si el problema no fuera con ellos. 

Recuerdo siempre el caso de los mapaches o los coatís. Cuando supe que muchas tiendas estaban comercializando con ellos me llevé las manos a la cabeza. ¿Cómo era posible? Pero lo fue y de qué manera. Se vendieron cientos de ellos durante años sin que ni siquiera los que los vendían y menos aún lo que los compraban, supieran las costumbres o necesidades de aquellos desdichados animales. Y así, aquellas bolitas de pelo fueron creciendo como pudieron  sin que tampoco nadie se hubiera preocupado de saber que no llegan a la edad adulta hasta, al menos, los tres años de edad ¿y qué pasó entonces? Pues comenzaron a defender su territorio, se produjeron mordeduras y muchos de ellos acabaron abandonados. 
Hoy, mapaches, coatís y ahora también cerdos vietnamitas, viven en libertad en nuestro entorno más cercano en una guerra continua con otras especies -enemigos naturales- por sobrevivir.
Por eso, ya se sabe que a la vuelta de unos años, muchas especies nos abandonarán y el equilibrio del ecosistema saltará por los aires. Pero bueno, qué más da, pensarán algunos, eso será aún dentro de mucho, mientras tanto, a seguir igual. 
En fin, que como el nombre de aquella serie catalana, todo esto es, nunca mejor dicho, una porca, pero muy porca miseria. ¡Pobres animales!

Raúl Mérida



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22/9/15

Animales plastificados

Cuando uno piensa en tráfico ilegal de especies, se imagina a un grupo
de mercenarios, sucios y sudorosos, atrapando animales bajo a luna en alguna selva perdida del mundo. En realidad, esa es sólo una parte de la inmensa mafia que trafica con vidas de animales en todo el planeta. Pero, como siempre pasa, hay mucho más.

Supongo que, en mi caso, aspirar a que en mi vida haya dos días iguales entra más en el capítulo de las utopías que de la realidad. 
Aquella mañana del mes de agosto comenzaba como cualquier otra hasta que, sobre las nueve, recibía una llamada  de la Guardia Civil: 
─ Llevamos tiempo realizando una investigación y hoy, por fin, el juzgado nos autoriza a intervenir. Vente, que vamos a retirar a unos animales.
─ ¿Cuántos son? ¿Qué tipos o especies? ¿Son agresivos? 

Como esas, otras muchas preguntas quedaron sin respuestas. No lo sabían. 
La actuación estaba dentro de la operación Grecko contra el tráfico ilegal de especies. El Seprona había detectado  meses antes la venta por Internet de algunos animales salvajes y exóticos. El comercio de los mismos se realizaba sin control alguno sanitario y sin papeles ni documentos que acreditaran la legalidad de los mismos. Por otro lado, se había comprobado que muchos de ellos carecían de CITES, por lo que estábamos ante un posible caso de contrabando y tráfico ilegal de especies.

La verdad es que no había mucho tiempo para reflexiones. No tenía gran información al respecto pero sí sabía una cosa que, para mí, al menos, es esencial, operaciones como ésta son las que dan sentido y dimensión a todo el proyecto del Arca de Noé. Las autoridades podrán intentar aniquilarnos al retirar cualquier ayuda al centro, podrán poner cuantos impedimentos quieran pero, desgraciadamente, mientras el tráfico ilegal de especies siga campando a sus anchas por las webs y redes sociales dedicadas al comercio clandestino de animales, siempre tendrá que existir un centro de rescate, recuperación o, como quieran llamarlo, que pueda ayudar los mismos.
Mientras todos esos pensamientos se agolpaban en mi mente, otra parte de mí, mucho más práctica, estaba ya pensando en cuantos trasportines cabrían en el maletero del coche y si cogía unos guantes u otros. 
Antes de que me diera cuenta, ya iba yo camino de aquella vivienda desde la que los animales salían a diario con destino a toda España. La Guardia Civil me esperaba en una gasolinera y desde allí y tras ellos, fui hasta el lugar desde el que se vendían los animales.
Una especie de viejo garaje oscuro, convertido en casa y, absolutamente desordenado en su interior, era el lugar de destino. Dentro una pareja joven nos esperaba. 
Me sorprendió. Me parecieron personas más o menos normales. Entonces me di cuenta, una vez más de que la mayoría de delitos que se comenten con animales, nacen de la incultura e ignorancia de aquellos que creen que para vender un animal sólo es necesario que a uno le paguen por ellos… 
En fin. 

Y comenzó la inspección… Ver las condiciones de vida de aquellas personas y las condiciones de vida de aquellos animales podría los pelos de punta a cualquiera. Una cama, cuatro enseres y entre ellos, multitud de cajas de plástico agujereadas para que entrara el aire, en su interior, decenas de animales salvajes enclaustrados de por vida. ¡Terrible! Por favor, no compren animales salvajes ni exóticos, no se imaginan cómo los mantienen aquellos que trafican con ellos hasta que llegan a sus casas.
Pero, lo peor vino después, cuando empezamos a comprobar los animales que había y a separar aquellos que legalmente podíamos llevarnos de allí y aquellos que no. Para mí, ese siempre es uno de los momentos más duros y difíciles, porque la ley, con sus diferentes figuras de protección, establece una distancia insalvable entre aquellos a los que puedes ayudar y aquellos a los que no.
Y, así, empezó el recuento por parte del Seprona: 
─ La anaconda es CITES, está en peligro de extinción, nos  la llevamos. La falsa coral no podemos retirarla, la tiene legalmente. Los erizos africanos no puede tenerlos, nos llevamos a los, nada más y nada menos, diez que tiene. Las lechuzas albinas las tiene legalmente, no podemos hacer nada. Los halcones americanos nos los llevamos…

Empecé, poco a poco, a recoger aquellos animales  con todas las dificultades que ello entraña. Y, una vez cargados y cumplimentados todos los permisos y papeles reglamentarios, emprendí camino al Arca, no sin antes rogarles aquellas personas,  que me dejaran llevarme al resto, que me cedieran a esos otros animales que, legalmente, no podíamos llevarnos. No hubo forma. Una rotunda negativa fue toda su respuesta.
Así que, durante el camino de vuelta, me acompañó ese regusto amargo que deja saber que, sí, que has podido ayudar a algunos pero que, desgraciadamente, otros han quedado allí para siempre.
Pensando en todo ello, llegué al centro de rescate y acomodé a cada uno en su sitio, improvisando recintos nuevos y adaptando los disponibles para el nuevo uso.
Y ya ven, desde entonces han pasado varias semanas y aún sigo pensando en aquella casa a la que, por cierto, volví a las pocas horas de aquel rescate para intentar convencerles de nuevo para que me cedieran los animales pero, ya nadie me abrió la puerta. Me contaron los vecinos que los vieron marcharse de allí a toda prisa. 
Ahora se enfrentan a sanciones de más de cincuenta mil euros por contrabando de animales y tráfico ilegal de especies… Está bien pero, sinceramente, no me consuela porque sé que, allá donde estén, en su equipaje, llevan a decenas de animales encerrados en cajas, plastificados de por vida.


Raúl Mérida

Vídeo de la Operación Gecko


Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. 
Más información en: www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com

El último animal abandonado

El primer animal abandonado que vi fue un galgo. Los penúltimos, dos gatos: Lluvia y Solo. Entre ellos, cientos de perros, gatos, mapaches, monos... Sin embargo, siempre hay un último animal, en mi caso, más de cien pájaros medio asfixiados que transportaban en el interior de una caja esta misma semana.

Tan importante como la primera, es la última vez.
Tenía apenas diez años cuando un día de verano mi abuelo decidió realizar trabajos de limpieza en un terreno que tenía con frutales y huertos. Recuerdo perfectamente aquella mañana; 

Era verano. Las puertas de la finca, casi al amanecer, se abrieron de par en par y una cuadrilla de trabajadores entró dentro. Tras organizarse la faena, comenzaron a limpiar el campo. 
El caso es que, entre tanto trajín, entre tanto ir y venir, de pronto apareció por allí un perro. Era blanco y delgado. Nadie le acompañaba. Nadie sabía de él. Hambriento y medio desconfiado, hoy tengo claro que, aquel pobre y triste perro, fue el primero abandonado que veía en mi vida. 
El animal pasó el día entero con nosotros. Supongo que, para él, tener algo que comer aquel día fue una novedad pero, al caer la tarde, los trabajos finalizaron y lo perdí de vista. Me extrañó y comencé a buscarlo pero, entonces, escuché un frenazo y un golpe seco, cuyo ruido venía de una carretera que pasaba cerca de la casa. Salí fuera y, desde el muro, lo vi tumbado junto al arcén. Aún respiraba mientras, bajo su cuerpo, un charco de sangre empezaba a envolverlo. 
Llamé a mi abuelo llorando pero, ya era tarde, nada puedo hacer por él salvo enterrarlo.

En aquella época no existía en aquel pueblo perdido de Andalucía, ningún teléfono al que llamar, no existía servicio de recogida de animales abandonados al que avisar, no existía albergue ni refugio para animales abandonados alguno y, lo que es peor, a día de hoy creo que sigue sin existir.
Por eso, cuando últimamente escucho que en algunos municipios del norte de España empiezan a abogar porque no se recojan los animales abandonados de la calle y nos lo presentan como una alternativa en consonancia con nuestros tiempos, no puedo sino recordar a aquella España profunda que, ya ven, ahora sin comerlo ni beberlo, atendiendo a estas nuevas tendencias, se han situado en la vanguardia de la modernidad.

Fíjense, fue, nada y nada menos, que el 1 de julio de 1927 cuando el gobierno de España estableció la obligación de recoger animales abandonados en la vía pública, antes no había nada de nada. El primer servicio de recogida de animales abandonados se instauró, meses más tarde en Zaragoza y se trataba de un triste carro arrastrado por mulas, con jaulas para perros en su interior.
Creo, sinceramente, que desde entonces hasta ahora mucho se ha avanzado, por eso pienso que la cuestión no debe estar en la recogida de animales, sino en lo que motiva la misma, es decir, en el abandono. Eso es lo que realmente separa a España de Holanda, Francia o tantas otras naciones avanzadas donde no existen planteamientos de este tipo porque, simple y llanamente, no existe abandono de animales.
En esos países, por ejemplo, la esterilización, poderosísima arma contra el abandono, no es una opción sino una obligación ética hacia nuestro animal y hacia la sociedad como forma de evitar el nacimiento de animales para los que no existen dueños y, menos aún, buenos dueños para todos ellos.
Mientras  el abandono siga campando a sus anchas en España, me temo que muchos perros, gatos, animales exóticos y hasta tigres y leones, serán víctimas de él.

Les contaré sólo dos casos tan reales como el primero que les relataba al comienzo. A uno le han llamado “Lluvia”. Se lo encontró uno de esos ángeles que viven entre nosotros cuando iba camino de su trabajo. Se trata de un gato de apenas dos meses, casero a más no poder. Apareció en la calle el día de las fuertes lluvias. Asustado, empapado, temblando de frío y miedo… Fue recogido de la calle, rescatado de la muerte y hoy vive adoptado por aquella persona que se lo encontró.
El otro se llama “Solo”. Fue abandonado ciego en la calle. Con los ojos apagados por una infección galopante apareció en un rincón de un portal. Solo, completamente solo. No veía nada. ¿Se imaginan? Sólo escuchaba los pasos de la gente, el ajetreo de la calle y el ruido de los coches al pasar… Lo recogimos, lo operamos y lo curamos… Y así, hoy los dos tienen esperanza. 
Uno ya está en una casa y el otro lo estará dentro de poco. 

Sin embargo, la historia continúa. Supongo que  hubiera sido demasiado bonito, dentro de lo dramático de cada uno de esos casos, que “Lluvia” o “Solo” fueran mis últimos animales abandonados… Mientras escribo estas letras, me avisan de la aparición de una caja con cientos de pájaros medio asfixiados en su interior, todos víctimas del tráfico ilegal de especies. 
Y quizás, esto es realmente lo más duro… saber que, mientras no cambien las leyes y las conciencias, nunca habrá un último animal abandonado en nuestro país, siempre habrá alguno que llegará después. 


Raúl Mérida



Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com 
En la protectora de animales de Alicante a aquellos animales de compañía abandonados que necesitan un hoga:. www.protectoraanimalesalicante.org